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VOTACIONES EN EEUU:  UN TENSO y GROTESCO CARNABAL BUFO

La "madre" de la  democracia occidental, es, ni más ni menos, que una dictadura pintada con tintes de retórica  democrática.
Esta "democracia perfecta" instaurada en Washington es la forma " perfecta de  "democracia", diseñada y proyectada por los filósofos y magnates artífices del sistema político burgués, los aristócratas capitalistas; herederos de las añejas artimañas del absolutismo  monárquico. 

En diferentes esferas políticas y sociales se ha mantenido una relativa atención, en torno a los comicios periódicos en Estados Unidos (EEUU).

Digo relativa atención, porque, si bien por un lado; se ha dado seguimiento con buena dosis de expectativa, en otros sectores del entorno social de la gente trabajadora, no existe aprehensión alrededor se dicho acontecimiento.

En una formación económico social como la empotrada en ese país del norte, donde el tipo de Estado y modo de gobierno, se configuró como una satrapía de las corporaciones capitalistas para esclavizar a inmensas masas multinacionales del trabajo, y subordinar a un conglomerado multicolor de pueblos; se instaura una cultura "nacionalista" dominante basada en el dogma de la institucionalidad establecida.

Esa creencia sectaria es un peso muerto que no permite el discernimiento cristalino de las consciencias, el  libre juego de ideas,  obstruye la opinión propia y achata el protagonismo del actor social. Es decir, perturba y enceguece a las masas ciudadanas, de tal manera, que las soporiza en la incultura política y el conformismo de un voto utilitarista, que al final es igualmente inútil. 

Porque el votante al creer que el voto tiene validez y es útil, sólo en la camisa de fuerza del bipartidismo; entonces para las aspiraciones del pueblo trabajador y enjambres sociales esclarecidos votar no tiene sentido, dado que ese voto a "republicanos" o "demócratas", solamente serviría  para legitimar y perpetuar el reinado de la oligarquía imperialista.

Sin entrar en detalles técnicos, políticos y jurídicos, ni pormenores históricos, el mecanismo "tecno-democrático" decretado hace casi 200 años en Estados Unidos, de los denominados  "colegios electorales", le garantiza a las aristocracias del capital perpetuar el poder.

Cada estado tiene asignada una cantidad de representantes a nombrar, el pueblo elector no tiene participación, ni su opinión cuenta, en la designación de aquellos candidatos a elegir. Sufraga en la casilla del "burro demócrata" o el "elefante republicano".

Por una parte, ese esquema "democrático" de administración  del poder, es ventajosa para las oligarquías en el poder, a partir de un modelo "presidencialista" de elección indirecta, mayoría simple, relativa en primera y única vuelta _ de engañoso cuño _ y  a través, de un entramado de enmiendas legislativas y judiciales, que legitiman el "sistema  bipartidista". 

"Este arraigado bipartidismo puede encontrar explicación en una antigua "ley" de las ciencias políticas, la "ley Duverger", por Maurice Duverger, el sociólogo francés que difundió las bases para esta teoría.

Dice que el sistema de votación de un país es factor determinante en si resulta bipartidista o multipartidista.
La votación "mayoritaria y de una sola vuelta tiende al dualismo de partidos".

La ausencia de segunda vuelta (...) especialmente en la elección presidencial, constituye uno de los motivos históricos del advenimiento del bipartidismo y de su sostenimiento". (Pierina Pighi Bel (@PierinaPighi)
BBC News Mundo)

Por otra parte, las mayorías subalternas y discriminadas, pierden la confianza en la acción política, se desencantan y desestimulan a participar, abandonan la iniciativa para optar a un cambio político que propiciase un modelo de gobierno alternativo _ de tercera o cuarta vía _ y, menos aún, una transformación de la institucionalidad establecida y de las relaciones sociales.

"Así, EE.UU. se puede ver como un sistema de mayoría simple o relativa (una de las condiciones de las que habla Duverger): un solo candidato gana todos los votos electorales del estado y no se reparte nada entre los segundos o terceros puestos.

"No hay beneficio en quedar segundo, los electores no se reparten",  (Brian Gaines, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Illinois, a BBC Mundo.)

En cada estado se exigen determinadas normas y requisitos, para inscribir las  planchas y franquicias  partidarias. Eso complica al extremo el procedimiento a nuevas alternativas, para entrar en el mecanismo electoral.

Se requiere de alto financiamiento para cumplir con los tecnocratismos de la "democracia supremacista" de EEUU, distintos en cada estado; y tener la inscripción para estar en la vertiginosa,  minada y desventajosa carrera electoral, con desiguales condiciones respecto a los señores de la cofradía bipartidista.

En el imaginario de las masas se inocula escepticismo por la búsqueda de nuevas opciones electorales, se enajena el ejercicio cívico de elegir, a la óptica por mantener el bipartidismo.

"Este sistema de votación mayoritaria y de una sola vuelta tiene efectos psicológicos en los votantes"

"Si surgiera un tercer partido, "los electores comprenden a menudo que sus votos estarán perdidos si siguen dándoselos al tercer partido: de ahí su tendencia natural a hacerlos recaer en el menos malo de sus adversarios, a fin de evitar el éxito del peor". (Maurice Duverger)

Una losa lapidaria del orden institucional aplasta su voluntad política. Las fuerzas sociales populares o alternativas le temen a las modificaciones o un cambio, en el aparato institucional y el mecanismo de colegios  electorales.

La "madre" de la  democracia occidental, es, ni más ni menos, que una dictadura pintada con tintes de retórica  democrática.

Esta "democracia perfecta" instaurada en Washington es la forma " perfecta de  "democracia", diseñada y proyectada por los filósofos y magnates artífices del sistema político burgués, los aristócratas capitalistas; herederos de las añejas artimañas del absolutismo  monárquico. 

Un atavismo que se extiende desde la tradición greco - romana, de una forma de "elección representativa" a las ágoras del "parlamento Helénico y el Senado de la República Romana"; pasando por los consejos de filosofía política emanados de la narrativa de "El Príncipe", que enunciara en el siglo XVI el politólogo y diplomático Nicolás Maquiavelo.

Es determinante el hecho de la aridez y el autoritarismo de un sistema político,  que excluye el multipartidismo y la pluralidad política, le pone máscara de hierro a la libre expresión, barrotes a las ideas divergentes y cadenas a los proyectos alternativos de sociedad.

El sistema "fuerza a la gente a pensar en términos de dos partidos e impide a los candidatos de terceros partidos recibir apoyo porque no obtienen ningún porcentaje significativo"."(David Paleólogos, director del Centro de Investigación Política de la Universidad de Suffolk, EE.UU., a BBC Mundo.)
El poder fáctico y todas las estructuras del establishment político corporativo en Estados Unidos, está fondeado con pesadas anclas, en añosas confabulaciones entre los potentados de la tienda demócrata y la galera republicana.

Entre esos conciliábulos del sistema bipartidista, se conoce el de  la alternancia en el control de la Casa Blanca por un máximo de dos periodos.

Entre los factores que petrifican el bipartidismo en EEUU está el capital. Las corporaciones, el Complejo Industrial Militar, los lobbys terroristas y truts de mafias, le apuestan al esquema bipartidista y desestiman opciones condenadas por el sistema político.

He leído varias apreciaciones y comentarios de aproximación, a la realidad eleccionaria en la destartalada "democracia" de EEUU.

Estamos de acuerdo con el criterio de que este 3 de noviembre, el pueblo de Estados Unidos no eligió al próximo ocupante de la Casa Blanca. Que hablar de un ganador es absurdo, gracioso y ridículo. 

Rescato de esas acertadas opiniones la noción de tiranía de las corporaciones y sociedades; secretas o visibles,  del voraz capital  globalista, como poder fáctico que controla el entarimado institucional del Estado, y decide quien lo gobierna.

Ya sea, que continúe Donald Trump en la silla de Washington,  o le pasen las riendas de la bestia a Joe Biden no es el resultado de la decisión protagonista de un pueblo, en ejercicio de su soberanía y poder originario. La democracia en Estados Unidos está secuestrada por una oligarquía tiránica decadente que opera un régimen tecnocrático despótico. 

El poder y los mecanismos de esa "tecno-democracia" "perfecta", donde se falsifica el civismo y aliena al sujeto social como un votante utilizado, el derecho al sufragio se lincha,  la  mayoría popular es políticamente  inservible, se pierden y silencian los votos de la ciudadanía; está en las garras de los intereses del imperialismo agónico y en su danza de explotación, guerra, coloniaje y exterminio.

Si... Trump va a continuar. Por bien o por mal... Aunque en esa anti-democracia el procedimiento es espurio y por mal. El pueblo no tiene ningún poder de decisión.

El pueblo acorralado en esa República que nombraron Estados Unidos. Ese pueblo multicultural y plurinacional forzado a  un ensamble a golpe de invasiones, expansionismo, tierra arrasada y depredación supremacista, y bajo dominio colonial e imperialista, perdió  siempre. 

Si Trump continúa   indudablemente se agudizarán las contradicciones sociales y políticas, tanto en las entrañas del monstruo imperialista, como en la arena internacional, con los pueblos que abogan por la emancipación de la bota colonial y neocolonial, anhelan la soberanía, vivir con dignidad y la paz.

Con la otra cara de la moneda  donde aparecen Biden y Hamala Davis Harris, con  formas y contenidos en el desarrollo de políticas de guerra y las estrategias de recolonización y unipolaterismo, que sólo muestran diferencias en tonalidades de presentación, también seguirán exacerbándose las contradicciones. 

Antagonismos de carácter histórico e irreconciliables, que agravan la crisis del sistema imperialista, en toda su dimensión del poder y estructuras sociales, como lo vemos de manera palpable, en ese circo bufo que denominan elecciones en Estados Unidos.

Oscar Barrantes Rodríguez 
Círculo Bolivariano Yamileth López 
CBYLO -  CPCES
Comuna "Volcán Viejo"
Desde alguna latitud de Latinoamérica 
Noviembre 04 de 2020

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